domingo, 7 de octubre de 2012

Emprendedores rurales (I parte)

CREACIÓN DE ASOCIACIONES O COOPERATIVAS PARA REPOBLAR PUEBLOS ABANDONADOS
Desde un punto de vista práctico, cuando un grupo de personas tienen unas inquietudes e intereses comunes se deben de organizar colectivamente. Dichas organizaciones se deben de basar en un funcionamiento totalmente democrático,  asambleario y de cooperación, siendo, por tanto, la figura legal que más se adapta a ello la Sociedad Cooperativa Limitada, regulada por una Ley que recoge los principios cooperativistas. De esta manera se plantea una alternativa socioeconómica al capitalismo. Como dato importante apuntaremos que la formación de una cooperativa pasa por la obtención de un capital social de 3.000 euros, aportados por los socios y que solo pueden recuperar por una baja justificada.

Sin embargo para el inicio de la andadura es más sencilla la creación de una asociación con menos trámites para su legalización y unos estatutos menos complejos. De esta manera al legalizarnos de manera asociativa obtenemos un NIF y podemos plantearnos la formación de la cooperativa cuando estemos más consolidados y comencemos a comercializar nuestros productos agrícolas, talleres, etc.

A la hora de formar una cooperativa o asociación debemos por un lado definirnos (un grupo de personas que se organizan colectivamente para Repoblar Pueblos Abandonados y poder comercializar sus productos ecológicos) y por otro lado dejar claro para que lo hacemos, lo cual puede obedecer a inquietudes muy diversas:
  •       Emprender un sistema tanto de vida como de sustento, basándose en un modelo socioeconómico solidario, contribuyendo así a cambiar las dinámicas sociales que impiden una producción sostenible de los alimentos, un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y de una forma de vida donde sean más importantes las personas que la rentabilidad económica.
  •      Producir alimentos de calidad biológica (buenos para la salud) con criterios ecológicos propios de ecosistemas agrarios sostenibles.
  •     Establecer y mantener relaciones solidarias entre el consumidor final y los productores de una manera transparente, para fomentar acuerdos ventajosos entre ambas partes (contactar con cooperativas de consumidores, etc.)

En las primeras reuniones debemos de ponernos de acuerdo sobre los objetivos del proyecto, para ello debemos de conocer los intereses de cada uno, de forma autónoma, evitando liderazgos internos o externos (en este grupo no se encuentran las personas que animan este proceso, ya que suelen ser necesarias).

Los intereses pueden ser variados y muy distintos, encontrándonos con personas que:
  •     Evitan el contacto con la sociedad actual (grupos autosuficientes que no se empadronan, que evitan en lo posible trabajos fuera de su núcleo, etc.)
  •     Restringen ciertos usos (caza, pesca, vehículos, etc.) o alimentos (vegetarianos en sus diversas modalidades, etc.)
  •     Les unen algún tipo de culto o filosofía.
  •     Admiten una vida en el campo solo como salida laboral.
  •     Quieren una forma de vida sostenible, en un ambiente rural, pero en contacto con la vida urbana, basándose en la producción, elaboración y comercialización de productos, artículos y recursos ecológicos.

En estos debates surgirán subgrupos unidos por sus intereses, con lo que se fomentarán distintas repoblaciones, pero conformando un solo grupo para obtener colaboraciones (de trabajo, administrativas, etc.) entre los distintos subgrupos.

En una asociación o cooperativa pequeña se trata de que el trabajo se haga entre todos y en una grande se forman grupos de tamaño suficiente para hacerlo todo y que vayan rotando.

Los trabajos a realizar varían, ya que en un principio donde todavía no existe una población repoblada las gestiones son, evidentemente, distintas que las que se realizan una vez asentados. Aún así podemos dividir los trabajos a realizar en tareas de gestión cotidianas y tareas sociales.
  •    Las tareas de gestión cotidianas sin población se deben de basar en la búsqueda de ésta, en mantener contactos con ayuntamientos y/o propietarios, solicitar subvenciones (si aún las dan), realizar una base de datos con los posibles lugares a repoblar y las gestiones realizadas en cada uno de ellos, etc.)
  •     Las tareas de gestión cotidiana en la población se basarán en la promoción para la venta de los productos, registrar ingresos y gastos, reposición de semillas, materiales y todo lo necesario para su obtención, etc.
  •     Las tareas sociales serán organizar debates para tomar decisiones sobre las actividades a realizar.

Una vez que tenemos claro el/los camino(s) a seguir debemos de crear una organización eficiente para cumplir los objetivos, teniendo en cuenta las posibilidades reales del grupo de personas. Para ello desarrollaremos un organigrama de funcionamiento, en el cual expondremos las tareas que se deberían de repartir para la gestión cotidiana, que a modo de ejemplo enumero a continuación:
  •     Comunicación interna y participación, organizando actividades de formación (elaboración de pan, casas, cultivos ...), elaboración de boletines, etc.
  •     Economía y contabilidad, para llevar las cuentas y la fiscalidad de la organización.
  •    Relaciones externas, contactar y trabajar con otros movimientos, organizar actividades sociales, hacer de portavoces, etc.
  •     Compras y ventas, de todo lo necesario para las asambleas y viajes (comida comunitaria, etc.) de materiales administrativos y de producción. Venta de los productos generados, publicidad, etc.
  •    Otros, como pueden ser infraestructuras, documentación, mantenimiento de libros de socios y actas…

Es imprescindible contar con un domicilio social de reunión, donde poder impartir cursos y actividades de formación, un lugar para conocerse y establecer lazos de amistad preparándose para el gran reto de la Repoblación de Pueblos Abandonados.

FRANCISCO  GONZÁLEZ  DÍAZ
fcoglezdiaz@gmail.com

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