martes, 18 de junio de 2013

El botánico de Sagra. Otro turismo rural, el sueño de Annie

El fin de semana pasado tuvimos la ocasión de alojarnos en el Botánico de Sagra, un lugar con mucho encanto.
Sagra es un pueblo enclavado en el corazón de la Vall de la Rectoria, un pueblo que mantiene el espíritu tradicional de los pueblos de la Marina, un pueblo muy cercano a la playa (Denia u Oliva) y muy cercano a la montaña (La Vall de laguar).

El botánico de Sagra es lo que buscábamos, un lugar de descanso, un lugar con energía propia (tal como nos insistía Eric)  un lugar donde la vida fluye en todos sus rincones, es un espacio único en la zona en donde los árboles puramente mediterráneos convive con gran variedad de especies tropicales, para nosotros era como volver un años después a Costa Rica. No solo la belleza visual, también la sonora (el viento, los pájaros, las ranas del estanque).














En el inicio de su página web se describe perfectamente las sensaciones:
Sorprende al traspasar el muro azul intenso, la exuberante vegetación, la serenidad...El descanso y la paz flotan en el aire.
Pero, hacemos referencia en esta entrada al sueño de su fundadora, posiblemente para nosotros los que podemos disfrutar de ello un legado... Nosotros no tuvimos la oportunidad de poder disfrutar de su compañía pero en este lugar se respira su magia, algunas referencias:

  • El mismísimo Mario Vargas Llosa, escribe:
Debo agradecer al director, Jean Ollé, y a Aitana Sánchez-Gijón muchas sugerencias y observaciones que me llevaron a modificar el texto original, mientras ensayábamos el espectáculo, en una cancha de frontón transformada en escenario, en el retiro paradisíaco –eso sí, con calor tórrido y mosquitos– de El Botánico, en Sagra, donde, lejos del mundanal ruido y gracias a la hospitalidad de Annie Juret, mañana, tarde y noche compartíamos una experiencia apasionante de inmersión total en el mundo de Odiseo.

  •  Annie era una persona especial, comprometida, llevaba cada año ayudas a los tibetanos exiliados en la India, comenzó dando clases de inglés a jóvenes tibetanos recién llegados de su país, llego a tener 45 tibetanos que subsistían gracias a su ayuda económica que personalmente llevaba.
Seguramente el sueño de Annie también estaba relacionado con la formación y el conocimiento, con las actividades tradicionales, con el aprovechamiento de la tierra, la agricultura, pero lo que tenemos claro es que es un lugar que cuando lo conoces quieres volver y lo ves de lejos, sabes desde lejos que ese lugar con exuberante naturaleza es el Botánico de Sagra y no existiría sin el sueño de una francesa llamada Annie que se afinco en la Marina (Alicante).



1 comentario:

  1. Nuestros mecanismos de funcionamiento no siempre nos dejan sentir,experimentar,disfrutar de un entorno de naturaleza excepcionalmente abundante.Ell botanico es poderoso,si,y toda la Marina,como lo era Annie y sus sueños,al igual que lo es la intención del peregrino,del visitante,del amigo de la vida,del descanso.Gracias a todo ello, tenemos el privilegio de poder disfrutarlo en nuestro día a día.

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