martes, 3 de marzo de 2015

OTRO PUNTO DE VISTA


Esta vez he subido hasta la cima del Mondúver, quería saber que se sentía subiendo a lo alto de aquel pico que en todos momentos tengo a la vista, cuando estoy en Llombai (La Ribera Alta) entre semana lo veo a lo lejos cerca de la Serra de le agulles  y cuando estoy en mi pueblo La Font d’En Carrós (La Safor) aun lo veo más de cerca, pues lo tengo a escasos kilómetros de mi casa. Pues sí, hoy me  he decidido a subir a ese gran monte de donde creo que se podrán apreciar vistas excepcionales de mi comarca.

Sobre las 9 de la mañana llegamos a Xeresa yo y un amigo, a la salida del pueblo nos dirigimos hacia la carretera que rodea el barranca del mondúver. Antes de llegar a la “pedrera” dejamos el coche y subiremos por los pies del barranco, primero por un camino bien ancho que llega hasta unas casetas y después por una senda muy bien marcada y conservada que nos llevara primero a la fuente del mondúver y después a la cima. Una vez en la fuente descansamos un poco y continuamos caminando sendero arriba hasta llegar a un peñón precioso llamado el Picayo, con una panorámica extraordinaria de aquellos barrancos.


Después seguimos por una pista forestal hasta llegar a un sendero con mucha pendiente y muy dificultoso pero muy bien señalizada y muy fácil de seguir que sube hacia la cima del Mondúver. Una vez allí arriba nos quedamos un buen rato mirando con los prismáticos la cantidad de lugares conocidos que se podían observar desde allí arriba, disfrutamos de la estancia en el pico donde descansamos y disfrutamos de una fantástica panorámica de nuestra comarca.
Volvemos por el mismo camino y antes de llegar de nuevo al Picayo cogemos un sendero a la izquierda, donde pasaremos por unos acantilados muy chulos, rápidamente ya podemos observar la cantera con su impacto visual rompiendo la armonía del paisaje montañero, donde cogemos una senda zigzagueante que nos lleva de nuevo hacia el coche.

Esplendido sendero donde se aprecia la magnitud de aquel monte imponente que veo desde todo los sitios. Desde allí arriba puedes imaginar como las aves rapaces aprovechan las corrientes de aire caliente de las mañanas para sobrevolar aquellos barrancos o incluso la marjal de Gandia y Xeresa.


Otra cosa muy llamativa desde aquel punto de vista fue observar como la playa de l’Ahuir se convertía en aquel lugar virgen donde se protegían los intereses de la naturaleza y no los intereses del constructor de turno.

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