viernes, 30 de octubre de 2015

Diario de un Peregrino: INÉDITA

Saludos mis queridos caminantes. 
Quien tuvo la suerte de leerme en año pasado (risas), recordará mi experiencia en el Camino de Santiago. En esa ocasión pateé el Camino Francés hasta Santo Domingo de la Calzada.
Este año, sin embargo, he decidido reemprender sus ancestrales senderos desde Oviedo. Sí, me dispongo a caminar el Camino Primitivo.
De excepcional belleza y dureza, por lo más profundo de Asturias y Galicia en honor a su primitivo nombre.

Y el Camino sigue...

Espero poder escribir una entrada diaria durante sus 13 etapas para poder compartir con vosotros esta maravillosa experiencia, pero antes os dejo un fragmento de la entrada de despedida que escribí el año pasado y nunca llegué a publicar.

***

Este Camino me gusta. La magia de la que tanto se habla, aquello que impregna el ambiente, es propia a la atmósfera que se vive. La gente que se decide a realizar la ruta sagrada hacia Santiago, sea cual sea el motivo, cambia su mentalidad. Al Camino se viene com ánimos renovados, con ganas de conocer gente, con la mentalidad abierta. El peregrino suele estar de vacaciones o jubilado o descansando, hecho proclive ya al buen estar personal. La realización de un deporte como es el senderismo genera hormonas que estimulan el centro nervioso de la felicidad, además agota las fuerzas sobrantes que solemos descargar contra cualquier persona al mínimo roce. El sufrimiento físico también da paso, en cierto modo, al bien estar espiritual. La visita y observación constante de lugares y templos sagrados, así cómo de panorámicas espectaculares amansa los sentidos. La convivencia, habitar en espacios compartidos, compartir tareas diarias con desconocidos, el tráfico de experiencias, la mezcla de culturas unidas en una misma actividad. Todo con un solo hilo conductor, el Camino.
Ya de regreso a mi realidad, en el mismo autobús que me lleva a Logroño, pienso que lo más difícil ahora va a ser que no me roben el movil, ya que en el Camino no existe ese tipo de picaresca, las botas se quedan a la entrada, al igual que los bastones. Las mochilas abiertas, en la calle, en la puerta del bar y los móviles en los enchufes sin vigilancia ninguna. Yo particularmente no he observado ningún problema.

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Y aquí me quedé, ya que mi regreso a la rutina tuvo bien poco de emocionante, a parte de conocer un estudiante de enología, una de medicina, una de Bellas Artes y un profesor de instituto, todos ellos super interesantes, en mi regreso con BlaBlaCar.



Saludos queridos lectores, hasta el lunes!!!

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