lunes, 7 de marzo de 2016

Cuando el carbón calentaba cocinas

La mayoría del carrascal de “quercus rotundifolia” que encontramos en la Sierra de La Pila es de monte bajo, pies procedentes de cepa o raíz, lo que indica que la zona se explotó intensamente para la obtención de leña y madera, cortando y dejando rebrotar las mismas cepas para volverlas a cortas cada 14 o 20 años.




Los “carboneros” eran hombres encargados de eliminar todos los residuos de las cortas, así como de hacer carbón de las carrascas y demás arbustos leñosos que se encontraban en la sierra. La fabricación del carbón vegetal tuvo mucho auge en el pasado para surtir de combustible a las cocinas de las viviendas y como fuente de energía en la industria. Aunque este uso se abandonó hace ya varias décadas, todavía quedan los restos de las carboneras u horneras en las umbrías de la sierra.




La actividad del carboneo fue la que mermó en gran medida el carrascal, que en esta zona aparece por encima de los 700 m. En lugares puntuales se aprecian restos de carrascal fuertemente afectados por este leñeo y carboneo, situándose las mejores manchas en las cumbres y barrancos resguardados de La Pila y los Cenajos y en la Umbría de Caramucel. Debido al intenso uso al que fue sometido el carrascal no ha llegado a recuperarse por completo, tratándose en su mayor parte de una población de pies muy jóvenes y de escaso porte.

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