martes, 8 de marzo de 2016

Un lugar donde esconderse

La Sierra de la Pila es un buen lugar para esconderse. Lo es ahora y lo era hace doscientos años, cuando estaba en todo lo suyo Jaime el Barbudo, bandolero que tuvo que echarse al monte tras haber sido acusado de matar a su compañero el "Zurdo" y que encontró un escondite seguro en estas montañas. Se tiró media vida huyendo de la Justicia por las montañas murcianas y alicantinas. El Carche, La Sierra de Abanilla y la Pila fueron sus principales bastiones, aunque su campo de acción llegaba hasta la Vega de Orihuela.

En las entrañas de la Sierra de la Pila tuvo un escondite, la Cueva de la Excomunión, en su interior se han documentado restos calcolíticos y también se ha comprobado que estuvo ocupada por iberos.







Jaime Alfonso "El Barbudo", fue un personaje legendario y uno de los bandoleros más conocidos y famosos de la España del siglo XIX.

Nació en 1783 en la localidad alicantina de Crevillente y en sus primeros años se gana la vida como pastor y guardián de viñas. Cuando tenía 23 años mató, en defensa propia a un vecino de su pueblo. Esto le hizo huir de la justicia escondiéndose, con su familia, en las sierras cercanas de Orihuela y Santomera.

Y aquí comenzó su vida de bandolero. Se unió a a una banda capitaneada por los hermanos Mojica, pero muy pronto crea su propia partida y comienza a forjarse su leyenda. Asaltos, robos y asesinatos, cometidos en tierras de Jumilla, Alicante y sobretodo Abanilla; donde tenía uno de sus refugios en la Sierra de la Pila




Por lo que respecta al Barbudo, tuvo un final de bandolero, murió ahorcado el 15 de julio de 1824 en la plaza de Santo Domingo de Murcia y descuartizado en cinco trozos, que se exhibieron para escarmiento público, una vez fritos, en Crevillente, Hellín, Sax, Fortuna, Jumilla y Abanilla.







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