sábado, 9 de marzo de 2013

En tributo a mi AMIGO Emilio y el gran jefe Seattle.



Todo empezó más o menos hace unos diez años, cuando conocí a Emilio Carrasco López, mi gran AMIGO. Escribo amigo en mayúsculas porque el fue el que me “introdujo” en el mundo de la naturaleza y me indicó el camino hacia la conciencia ambiental.

Fue un fin de semana el cual quedamos para ir al monte con unos amigos suyos a realizar unas prácticas de tirolina, rápel y nudos de escalada. Esta era mi primera experiencia en estos temas y me encantó, sobre todo las explicaciones que iba dando Emilio y las indicaciones para que tuviésemos cuidado con nuestro entrono, procurando afectar y dañar lo menos posible la zona donde nos encontrábamos.
Un mes después volvimos a quedar, pero esta vez para unas prácticas de espeleología, he de confesar que yo nunca había entrado y descendido a cuevas con el equipo adecuado. Fue realmente alucinante, una pasada. Una sensación de paz, de sosiego y tranquilidad es lo que sentí en el interior de la sima. Sentir la humedad y el calor de la madre tierra rodeándote por completo. Las amenas explicaciones de Emilio, describiendo el paisaje de la gruta, sus indicaciones  de por donde caminar, donde poner los pies para no romper ni dañar ninguna de aquellas maravillosas formaciones milenarias... en una palabra una gozada de experiencia imposible de describir con palabras.

A raíz de esta y las sucesivas salidas al monte, encontré mi afición a la espeleología y mi gran pasión por la naturaleza en general.
Gracias a Emilio conocí, a través de video, la carta que envió en 1855 el jefe indio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de los Estados Unidos. Ese magnífico discurso del gran jefe “Toro Sentado” me abrió la conciencia de par en par, despertó en mí emociones y sensaciones que no creía poseer, tal vez estaban dormidas en mi corazón. Despertó mi AMOR por la naturaleza, por todos los seres vivientes, por nuestra GRAN MADRE TIERRA.
A ambos muchas gracias por haber estado ahí, en el sitio indicado en el momento preciso…
David S. Fornés Mas

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