viernes, 4 de septiembre de 2015

Hoy Normandia y el hogar del maestro impresionista Monet.

Cuando preparamos el viaje nos planteamos un día de transición entre el oeste y París, un día de carretera para cruzar hasta París, siempre dirección este.

Nos adentramos en una nueva región, lo cierto es que ayer ya estuvimos al estar en la isla de Mont St-Michel, el desayuno ha estado perfecto y debemos partir, nuestro primer destino será la ciudad de costa de Granvielle, ciudad muy marcada por las idas y venidas de unos y otros por el mar, comenzaron los vikingos hasta que fueron expulsado por la invasión procedente de la cercan Gran Bretaña, en 1445 Charles VII decidió hacer una ciudad amurallada por su situación estratégica. Pues disfrutamos de paseo matinal por las murallas que miran a mar abierto hacia el oeste.

Ahora sí, nos toca un desplazamiento de oeste a este, pasando por el distrito de calvados, la ruta de la sidra, por cierto el calvados es un aguardiente con denominación de origen controlada que se obtiene de la destilación de la propia sidra. 

Comienza un peregrinaje hasta Paris, veremos sus cuadros expuestos en el museo de Orsay, uno de los grandes, Claude Monet, así allí donde se instaló uno de los maestros impresionistas, allí donde instaló su hogar durante los últimos 43 años de su vida, allí donde pinto algunos de los cuadros más conocidos, sus cuidados jardines llenos de flores y el estanque con los nenúfares, así como el famoso puente japones. Desde entonces numerosos artistas de distintas nacionalidades se han visto atraídos a esta pequeña aldea rural junto al río Sena. Desde entonces Giverny es un lugar turístico de prestigio internacional.



Luego y antes de buscar nuestro lugar de alojamiento nos adentramos en el Parc Natural Regional de Vexin Français, un territorio declarado como tal desde 1995 por su calidad de paisajes y entornos naturales y la gran homogeneidad de la arquitectura de sus pueblos, un paisaje fuertemente influenciado por la actividad agrícola. La casa del parque situada en el castillo de Théméricourt esta cerrada a la hora que llegamos, pero el parque de 6 hectáreas del propio castillo nos ofrece un agradable paseo al atardecer.

El lugar de descanso de un día de mucho volante es en el pequeño pueblo de Brueil-en-Vexin, el alojamiento cuesta de encontrar al tratarse de un B&B, nuestra sorpresa es que nos alojamos en una habitación de las que no habíamos visto por internet, en el jardín de la casa, un poco descuidado. Podemos indicar que pese a la generosidad de Alain nuestra estancia fue un poco decepcionante ya que siendo uno de los alojamientos más caros del viaje esperábamos más, quizá nos toco esta habitación debido a nuestro acompañante perruno (Nico), pero los clientes deben estar informados. Por cierto se me olvido el nombre del lugar Rose-en.Vexin.

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